Me pierdo y me escondo
y en cada susurro de aliento me descubro.
Cansado estoy de despertar solo y de dormir con prisa,
de soñar despierto y dejar que la vida me pille escondido.
Grito bajito y digo basta
y ensayo un sueño en el que despacio, bailas conmigo.

Las caracolas susurran lo que el mar no sabe decir a voces.

Yo ni soy mar ni tengo caracolas,
pero hoy , paseando por el barrio donde nací,
he dejado mis silencios, pa quien me quiera escuchar.
Un silencio de disculpa, mil de sonrisas y uno sólo para volver.

Coso mi vida como un libro,
disfruto pensando que el horizonte es una costura
y que mis páginas aún tienen interés…
pues aún siguen abiertas.

Que se joda el viento y el sueño,
que se jodan las palabras lindas,
el tacto de la flor y el sonido del arroyo.
Que se joda la poesía y el susurro.
Porque yo… no necesito nada.
No necesito: porque tengo mucho más.

Crecen jirones, con brotes tiernos,
que encierran los sueños de recuerdos nuevos.
Llegaste, sin previo aviso
trayendo la fuerza de cuatro primaveras
y la edad de un invierno que no tuvo otoño,
En la lumbre, puchero de penas,
que se ablandaron de noche,
en lebrillo de lagrimas viejas.

Ahora:
la vergüenza de saber y el miedo a sufrir por no poder llorar.

Cambio mis ahoras, por los cromos de tu liga,
mis miedos por sueños y mis penas por dudas.
Cambio de pelo, cambio de ropas, cambio duros por pesetas.

La caricia de un cuerpo, que vibra al tacto,
furioso de un sueño que me da asco.
No soy rey ni siervo, esclavo ni vasallo.

Pinto tu cuerpo con plumilla,
dibujando los restos de un te quiero,
tatuando los deseos eternos de un muerto.

La sombra que está por llegar al nadir
y la luz que cubre el vuelo del beso.
No soy rey ni siervo, esclavo ni vasallo.

Modelo tu cuerpo en el aire,
acariciando tus curvas con barro de viento,
sintiendo que vivo… ya me estoy perdiendo.

El mismo que rescata el verso
y escatima en palabras,
te regala la sonrisa que roba,
tras de ti, en el espejo.
No me evitaré la vida, pero…
¿Quién deja caer la vista?

Con la mayor impunidad

El 6 de noviembre de 1975, el rey Hassan II de Marruecos inició la llamada "Marcha Verde" sobre el entonces Sahara español.
La Marcha Verde fue una invasión ilegal del territorio del Sahara Occidental que fue condenada por el Consejo de Seguridad de la ONU en su resolución 380.
Con esta imagen, pretendo destacar la impunidad con la que un Estado miembro de la ONU celebra como "fiesta nacional" el día en que se produjo una violación ,del Derecho Internacional, condenada por la propia ONU.