Crecen jirones, con brotes tiernos,
que encierran los sueños de recuerdos nuevos.
Llegaste, sin previo aviso
trayendo la fuerza de cuatro primaveras
y la edad de un invierno que no tuvo otoño,
En la lumbre, puchero de penas,
que se ablandaron de noche,
en lebrillo de lagrimas viejas.
1 comentario:
es bueno apagar el fuego del dolor con las frescas lágrimas del alma...
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