martes, 20 de diciembre de 2016

-¿Sabes una cosa?- le dije al despertar.
Se iluminó su cara y tomándose su tiempo, contestó:
-¡Que me quieres!
-Sí- le  contesté, conteniendo mi emoción.
Entonces aceleró su ritmo y mirándome a los ojos me dijo:
-Que me adoras, que siempre quieres estar conmigo, ¿no?.
Con la sonrisa del que se sabe descubierto sólo dije:
-Sí, así es.
Ella dulcemente me abrazó y susurrándome me dijo:
-Ves, papá,  lo sé todo de ti.

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