Me olvidé de escribir, de pensar, de mirarme...
Me dió por hacer, por actuar, por querer...
y sin darme cuenta, hago tantas cosas sin pensar,
que ya ni las reconozco.
Un día, decidí vestir siempre igual, para no tener que pensar por las mañanas, para no tener que enfrentarme a la inseguridad de cada día.
Como consecuencia ,dejé de mirarme al espejo ,de enfrentarme a mí.
Fue miedo a pensar o a tener que decidir, da igual ,la consecuencia es que no me reconozco en el reflejo, no tengo patrón que calcule la desmedida fuerza de un gesto o de una apariencia.
Cuando dejé de mirarme por fuera pensé que dejaba atrás las inseguridades, no fue así, lo que dejé atrás fue la seguridad que se consigue mirándote a la cara
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